Música Antigua: Grecia

Educación en la Antigua Grecia

Grecia es la cuna de la civilización occidental, desde la política hasta la educación y reúne en su música distintas influencias de culturas asiáticas.
El principio de la Educación Helénica era buscar el equilibrio entre cuerpo, alma y mente. 
La música era parte esencial y el mejor símbolo de toda cultura. Se decía que la música educaba el alma, la gimnasia entrenaba el cuerpo y las matemáticas y la filosofía la mente.
Al parecer los niños aprendían con el maestro de música (citarista), canto al mismo tiempo que la música instrumental y la danza. El instrumento noble por excelencia es la cítara, más adelante se hace famosa la flauta doble.

Escuelas

Atenas: Era de tipo elitista e individual. No todos los ciudadanos tenían acceso a la educación. Era dada a la clase privilegiada.

Áreas de estudio: Principalmente: Física, Gramática, Música y Aritmética.

Esparta: La educación estaba enfocada a la educación de guerreros.

Área de estudio: Valor y respeto por las leyes patrias, desarrollo de la fortaleza física a través del ejercicio y deporte.


MITOLOGÍA DE LA ANTIGUA GRECIA
 
La esencia de la música griega se refleja especialmente en su mitología.

 
APOLO
Es uno de los más importantes y multifacéticos dioses olímpicos. Es hijo de Zeús y Leto y hermano mellizo de Artemisa. Es reconocido como dios de la luz y el sol, la verdad y la profecía, la poesía, la música y todas las artes.
Es el dios de la razón, el equilibrio, la armonía, la belleza y la perfección.


DIONISO
Es el dios de la fertilidad y el vino, dios patrón de la agricultura y el teatro. Es hijo del dios Zeús y Séleme aunque algunas versiones dicen que es hijo de Zeúz y Perséfone. Su misión divina era mezclar la música del aulós y dar fin al cuidado y la preocupación.


ORFEO

Según las creencias es hijo de Apolo y una de sus musas, Calíope. Según los relatos, cuando tocaba su lira, las fieras se calmaban los hombres se reunían para oírlo y hacer descansar su alma. Así enamoró a la bella Eurídice y logró dormir al terrible Cerbero cuando bajó al inframundo a intentar resucitarla.



PAN

Se le atribuían dones proféticos y formaba parte del cortejo de Dionisio, puesto que se suponía que seguía a éste en sus costumbres. Era cazador, curandero y músico.

Portaba en la mano el cayado o bastón de pastor y tocaba la siringa, a la que también se conoce como Flauta de Pan.





MARSIAS

Marsias era un experto tocando el aulós, una especie de flauta doble. Había hallado el instrumento en el suelo, donde lo había dejado su inventora Atenea, después de que los demás dioses se burlaran de ella por cómo hinchaba las mejillas al tocarlo.



HERMES

Un día iba Hermes caminando por la playa cuando de pronto se encontró con una tortuga que había muerto porque ya había cumplido más de 200 años. Cuando Hermes se acercó a la tortuga vio que solo estaba el cascarón, ya que la tortuga se había ido al cielo. Así que cogió el cascarón y se sentó a pensar qué podía hacer con él.

En el Olimpo había una gran cantidad de dioses, cada uno con su función. Si Zeus se ocupaba de vigilar a todos los dioses y los mantenía calmados amenazándolos con su rayo, Poseidón se ocupaba del mar a golpe de tridente y Hades gobernaba en el mundo subterráneo. Ellos eran los jefes de los dioses y luego estaban los demás, como Hermes, el dios más travieso de todo el Olimpo.

Hermes iba a todas partes con sus alas. Tenía un caso con alas, unas sandalias con alas y además también tenía alas en sus talones. Volaba tan rápido para que ningún otro dios pudiera alcanzarle cuando se enfadaban con él. Y eso ocurría muchas veces porque Hermes siempre estaba haciendo alguna travesura.

Se le ocurrió poner unas cuerdas a lo largo de todo el cascarón por la parte interior y al tocar las cuerdas la música empezó a sonar. Hermes acababa de inventar la lira pero todavía no se había dado cuenta. Él tocaba las cuerdas y una melodía muy bonita atraía a todos los animales, a las personas y también a los dioses hacia él. Siempre acababa rodeado de gente en cuanto se ponía tocar las cuerdas del caparazón de la tortuga.

Pero había un dios, Apolo, que le tenía mucha envidia a Hermes. Apolo quería quedarse con la lira, pero no sabía cómo quitársela. Así que aprovechó una de las travesuras de Hermes para hacerse con la lira y quedarse él con el título de dios de la música.

Ocurrió cuando Hermes le robó todas las ovejas a Apolo. Bueno, no se las robó, solo se las escondió para gastarle una broma. Lo que pasa que a Apolo no le hizo ninguna gracia pasarte tres días recorriendo los campos en busca de sus ovejas. Y las ovejas que no aparecían por ningún lado; claro, Hermes las había hecho invisibles.

Apolo gritaba y pataleaba porque sabía que la desaparición de las ovejas era cosa del travieso Hermes. Hasta que Zeus tuvo que poner orden y le dijo a Hermes que tenía que devolver a las ovejas. Como castigo por su travesura, Hermes tuvo que pedir perdón a Apolo, pero también compensarle de alguna manera. Y por eso le entregó la lira que había inventado con un caparazón de tortuga.

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